Patatas fritas

Frietjes Fries

Las crujientes y doradas patatas fritas: nuestro orgullo nacional. ¿Sabías que Bélgica contaba con 4 643 puestos de patatas fritas en 2016? Esto significa que podemos encontrar uno en cada barrio y pueblo. El 60 % de nuestros lugareños las comen al menos una vez a la semana. Para los flamencos, las patatas fritas son de todo menos una guarnición. Esa es también la razón por la que somos tan buenos preparándolas. Además de tener las mejores patatas, también tenemos el orgullo y las habilidades para preparar las mejores patatas fritas del mundo. Hay que tomarse el tiempo para prepararlas como es debido, desde cortarlas correctamente hasta la segunda cocción; la creación de las patatas fritas es un verdadero arte.

Patatas fritas belgas, no patatas fritas francesas

Aunque pueden ser conocidas en todo el mundo anglosajón como french fries(patatas fritas francesas), no tienen nada de francesas. La palabra neerlandesa «friet» viene de «patates frites», la denominación francesa de «patatas fritas». Una posible explicación para la asociación es que podría haber surgido durante la Primera Guerra Mundial, cuando los soldados americanos conocieron las patatas fritas en Bélgica, pero pensaban que estaban en Francia, porque esa era la lengua que se hablaba en la zona. No importa si las llamas flamencas o belgas, nuestras deliciosas patatas fritas están hechas de patatas bintje según la tradición y son las más sabrosas que encontrarás en cualquier parte del mundo.

Cuando tu ración ya está preparada, estos bastoncitos crujientes y dorados se sazonan con un poco de sal. La ración más popular es un cucurucho coronado con mayonesa; sencillo y delicioso.

Platos clásicos flamencos con patatas fritas (por supuesto)

Nuestra cocina regional es sinónimo de autenticidad y calidad. Da mucha importancia a la utilización de ingredientes locales y de temporada. Como es de esperar, muchos de nuestros platos más tradicionales y populares son también fantásticos al degustarlos con una ración de patatas fritas. Saca el comidista que llevas dentro y disfruta de todas las exquisiteces que Flandes ofrece con estas grandes especialidades.

Frietjes Fries

No vemos las patatas fritas como comida rápida, sino como un arte. Nos tomamos tiempo para prepararlas como es debido

Volován (vol-au-vent)

Jugosos trozos de pollo, champiñones salteados y pequeñas albóndigas en una sedosa salsa de nata: ¡empieza a salivar ya! Vierte esta salsa con una cuchara en un crujiente cuenco de hojaldre y tendrás uno de nuestros clásicos flamencos más preciados: el volován (vol-au-vent). Aunque el volován también se menciona en las cocinas de países vecinos, el método flamenco de preparación es único. Solo con nosotros, el cuenco de hojaldre se rellena exclusivamente con un cremoso fricasé de ave.

La historia del volován está rodeada de misterio. Según algunas fuentes, el plato debe su nombre a María Leszcynska, esposa de Luis XIV. Le gustaba tanto el fricasé de ave que en la cocina del palacio de Versalles se empezó a hablar de una «bouchée à la reine», o «tentempié de la reina», como también se llama a nuestro volován.

Lo que sí es seguro es que el fricasé se envolvió primero en una masa quebrada o crujiente: estas empanadillas eran populares desde hacía siglos. Hasta que el chef francés Antonin Carême empezó a experimentar con los hojaldres: eran tan ligeros que se los podía llevar el viento: ¡había nacido el volován!

vol-au-vent

Mejillones (mosselen)

Una cazuela grande de mejillones humeantes con doradas patatas fritas, ¡toda una fiesta! Sin embargo, los mejillones no siempre se reservaban para ocasiones especiales: en el siglo XIX, los mejillones con patatas fritas figuraban en el menú de las clases trabajadoras de las ciudades todos los viernes (¡el día del pescado!). Los mejillones se transportaban frescos en barcos, desde el Mar del Norte hasta las grandes ciudades. Así, en los muelles de Gante, Bruselas y Amberes, se podían comprar unos kilos de mejillones directamente a estas pequeñas embarcaciones.

Que nos encantan los mejillones lo confirman las cifras: en nuestro país consumimos nada menos que la impresionante cifra de 27 000 toneladas al año. Eso equivale a unos 3,5 kg por cabeza. Los mejillones también son muy saludables: tienen poca grasa y contienen muchas vitaminas y minerales. La temporada de nuestro manjar del Mar del Norte va de julio a febrero. Podrás disfrutar de unos clásicos»mejillones al natural» con cebolla y apio, acompañados de una salsa de mayonesa, mostaza y un chorrito de caldo. Pero ¿sabías que también se pueden comer crudos? Los «moules parquées» son una especialidad bruselense. Traducido literalmente, hablamos de «mejillones aparcados» porque se sirven bien alineados. La carne anaranjada de los mejillones crudos y abiertos es menos salada que la de las ostras; su sabor es más bien cremoso y dulce.
 

Técnicamente, los mejillones son ideales para alimentar al mundo. Convierten el plancton del mar, que los humanos no podemos comer, en proteínas nutritivas. Y mientras tanto, purifican el mar. Como cada vez se utilizan más las instalaciones de captura de semillas de mejillón, el cultivo también es ecológico: los diminutos mejillones no crecen en el fondo marino, sino en cuerdas suspendidas en el agua. Esto permite que se puedan recolectar fácilmente sin causar daños al fondo marino.

mussels

¿Sabes cómo puedes reconocer a un mejillonero flamenco?  
Por la concha vacía que utiliza para comerse los mejillones, una costumbre que no encontrarás en ningún otro sitio.

Estofado de ternera

Este clásico nostálgico es el guiso más popular de Flandes. Lo comemos en casa siguiendo nuestra receta familiar, pero también es un éxito en la freiduría: sobre un bol de patatas fritas con mayonesa. Todo el mundo tiene su propia receta familiar de carne estofada: de hecho, llevamos haciendo este plato desde la época medieval. Y eso tiene que ver con que era un plato rentable y fácil de preparar. Los ingredientes no eran caros: se podía utilizar carne barata, y también había cebollas y cerveza. Mientras la carne estofada se cocía a fuego lento quedaba tiempo para seguir trabajando en la granja.

Los estofados suelen incorporar los cortes de carne más duros. Una cocción suave y prolongada hace que queden tiernos como la mantequilla y se deshacen en hilos. Junto con la cebolla, esa carne se ponía en un baño de cerveza. Una simple lager, una buena cerveza de abadía o incluso una refrescante gueuze. Para ligar el guiso, encima del plato de estofado se coloca un bocadillo con mostaza y otro con mermelada. La mostaza ácida y la mermelada dulce aportan ese delicioso sabor agridulce. En Limburgo, la mermelada se sustituye a menudo por sirope de manzana, mientras que en Flandes Oriental, la gente cambia la rebanada de pan por un trozo de pan de especias: así que en todo Flandes se pueden encontrar sabores ligeramente diferentes en nuestro amado guiso.

Stoofvlees Stew

La carne estofada obtiene su profundo sabor agridulce de una serie de productos regionales flamencos: de la cerveza a la mostaza, pasando por el sirope de manzana.
 

Tomates rellenos de gambas, patatas fritas y mayones

Un tomate relleno de gambas grises frescas : un plato sencillo que sabe a gloria cuando se utilizan los mejores ingredientes y se termina con mayonesa recién hecha. ¡Éxito garantizado!

Hasta los años 50 del siglo pasado, las gambas del Mar del Norte eran un producto de lujo. No es de extrañar, pues, que en aquella época los tomates rellenos de gambas solo se sirvieran en ocasiones festivas. En 1926, la primera receta de «bandejitas de gambas» se publicó en la revista «De Boerin», del sindicato de agricultores. Dos medios tomates rellenos de gambas y acabados con un cuarto de huevo duro como sombrero. Este fue probablemente el pistoletazo de salida de la popularidad de los tomates rellenos de gambas. Aunque con los años hemos cambiado ligeramente el método de preparación: ahora solo cortamos la parte superior del tomate para poder llenarlo completamente de gambas. Y ya no ponemos los huevos cocidos encima, sino al lado del tomate relleno de gambas. Con patatas fritas crujientes como guarnición.

Por cierto, en la costa flamenca servir los tomates rellenos con gambas peladas a mano es una cuestión de honor: ¡así las gambas están más frescas que frescas, ¡y eso es algo que se puede saborear!

Tomaat-Garnaal