Patrimonio de la Humanidad

Pero la Unesco se ha fijado también en otras obras arquitectónicas exclusivas de Flandes. Se trata de los Campanarios y los Beaterios, menos conocidos para el visitante.
En las guías turísticas encontraremos palabras como Campanario, Atalaya, Belfort, Beffroi, Belfry… En realidad son torres civiles alzadas en la Edad Media, cuya finalidad era guardar los privilegios de cada ciudad, así como servir de torre de vigilancia. Su altura era símbolo de riqueza. Cuentan en Brujas que sus privilegios estaban guardados en la Atalaya en un cofre con 13 cerraduras. 12 pertenecían a cada uno de los gremios y la restante al alcalde. ¡Para abrir el cofre debían reunirse las 13 llaves a la vez! Hoy 366 escalones separan la parte más elevada del suelo. Eso sí, vale la pena contemplar la vista aérea de la ciudad. En Amberes hay un detalle que llama la atención: en la única torre de la Catedral ondea una bandera; curioso ¿verdad? En realidad dicha torre es la Atalaya de la ciudad y fue construida con capital civil, por lo que se desmarca en cierta manera del edificio religioso. Otro magnífico ejemplo de estas torres es la de Gante, sin olvidar la de Malinas, con un magnífico carillón y las de otras muchas ciudades flamencas.
¿Agotado de subir escalones? En Flandes existen unos remansos de paz únicos. Hablamos de los Beaterios. En tiempos de las Cruzadas, quedaron en Flandes muchas mujeres viudas, huérfanas o solteras. En aquella época una mujer sola era una mujer desprotegida, y la estricta vida en los conventos no era del agrado de todas. Los Beaterios fueron la solución idónea para estas mujeres. Situadas en las afueras de las ciudades –no debemos olvidar los "peligros" que entrañaba una comunidad exclusiva de mujeres- las beatas ejercían los votos de obediencia (había una Beata Superior) y castidad (en la comunidad sólo entraban los hombres durante el día) y llevaban una vida austera. Las mujeres de posición social más alta ocupaban viviendas de mayor tamaño, e incluso tenían sirvientas. Las más humildes trabajaban para ellas o en la ciudad. De noche, las puertas se cerraban…
Hoy los Beaterios están integrados en el centro histórico de las ciudades y están habitados por monjas benedictinas en Brujas, son residencia de estudiantes en Lovaina o viviendas exclusivas en Malinas. Aunque cada uno tenga un estilo diferente, hay algo que los une a todos, ¡parece que el tiempo se ha detenido en ellos!
El centro histórico de Brujas o algunas casas Art Nouveau diseñadas por Víctor Horta también han sido declarados Patrimonio de la Humanidad por la Unesco.