48 horas en la región de Zwin, un oasis de calma junto al Mar del Norte

El Parque Natural Het Zwin es un lugar de fauna y flora exuberantes. El parque está conectado con el Mar del Norte. La marea cambia dos veces al día. Este precioso trozo de naturaleza se mueve al ritmo de las mareas. Como resultado, el paisaje de este lugar parece estar siempre cambiando. Hoy lo descubriremos con nuestros propios ojos, de la mano de nuestro experimentado y apasionado guía. Este guía nos lleva a través de la vasta llanura de Zwin y nos cuenta numerosas historias. Sobre los orígenes de estas marismas y salinas, sobre cómo las mareas hacen de este ecosistema lo que es. Sobre las plantas salinas especiales que habitan aquí, como la lavanda de mar y la salicornia. Sobre la importancia del Zwin para la biodiversidad en Europa.

Ya hemos conocido la flora, ahora también conoceremos la fauna. De hecho, el Zwin es conocido como aeropuerto internacional de aves migratorias. Cada año, cientos de miles de cigüeñas, garzas y otras aves migrantes hacen escala aquí en su camino hacia y desde el sur. Admiramos a estos amigos con plumas. Lo hacemos tanto desde la torre panorámica, que ofrece unas vistas de 360° de todo el parque, como desde una de las cabañas de observación estratégicamente situada a lo largo de nuestro recorrido. Las diversas actividades prácticas, como un animado juego de bingo de pájaros, hacen que la experiencia global resulte muy divertida para grandes y pequeños.

Respirar aire fresco nos ha sentado muy bien. ¡Y también fue instructivo! Mientras tanto, nos vendría bien una distracción. Nos instalamos en una mesa de The Shelter, el bistró del Parque Natural Het Zwin. Un sabroso almuerzo nos permite recuperar las fuerzas. Y después, podemos seguir adelante. Primero visitamos la exposición interactiva en el Zwin. Al entrar, nos dan una «tarjeta de embarque» para este aeropuerto internacional de aves migratorias. Al registrarnos, se nos asigna un ave migratoria del Zwin. Volamos tras su estela a través de esta exposición repleta de aventuras.

A veces, la suerte está en un pequeño rincón. Aquí, gracias a las microaventuras que vives, lo experimentamos de primera mano. Estas miniexpediciones garantizan grandes experiencias. Nos gusta sentirnos unidos con la naturaleza. Así que elegimos el camino para pies descalzos. Nos quitamos las botas de montaña y seguimos adelante. Durante dos kilómetros, sentimos cómo el suelo cambia entre nuestros dedos: de la arena al barro y a la marisma salada.

Es una sensación especial que marca inmediatamente nuestra despedida del Parque Natural Het Zwin. Después de un breve refrigerio en el hotel, descubrimos un aspecto muy diferente de esta región de Zwin. Knokke-Heist es la base de esta excursión de dos días de duración. En esta ciudad costera de moda, también encontrarás la grandeza necesaria. En un recorrido por la ciudad, paseamos entre boutiques y galerías de arte. Más tarde, encontramos mesa en uno de los muchos restaurantes de lujo que abundan aquí. El menú de la noche es tan obvio como delicioso: una ración de croquetas de gambas y una deliciosa cazuela de mejillones. Al fin y al cabo, estamos junto al mar.

Después de nuestra agradable cena, el sol va desapareciendo lentamente en el Mar del Norte. Aprovechamos esos últimos rayos de sol para dar un breve paseo cultural. Este paseo nos lleva a lo largo del vasto malecón y más allá del arte al aire libre. Admiramos las obras Beach Castle y Ask the Animals, and They Will Teach You. Ambas forman parte del Parque de Esculturas de Beaufort. Así se llama la colección de más de 40 obras de arte que forman un recuerdo permanente de Beaufort. Se trata de la trienal de arte que echa anclas en la costa del Mar del Norte cada tres años. 

Estas obras forman un brillante acorde final para un primer día bien cargado. Luego nos llama la cama, a la espera de otro día bien cargado en la región de Zwin.

Hoy exploramos ese pedazo de historia sobre dos ruedas, en la Ruta de los puertos perdidos del Zwin. En nuestra base de Knokke, alquilamos una reluciente e-bike. Nos ponemos en marcha. Primero nos dirigimos de nuevo al centro de visitantes del Parque Natural Het Zwin. Un cómodo carril bici nos abre el camino. Mientras silbamos, pedaleamos tranquilamente a través de la vegetación. Hacemos nuestra primera parada en la ciudad de Oostkerke. Allí, una estructura inusual se alza a un lado de la carretera. Este es uno de los visores de realidad virtual que están llevando la Ruta de los puertos perdidos del Zwin al siguiente nivel. Esa RV muestra reconstrucciones en 360° de cómo, hace mucho tiempo, esos puertos perdidos del Zwin colorearon una vez el paisaje medieval. Así retrocedes en el tiempo unos cuantos siglos para ver cómo eran las cosas.

Unos kilómetros más tarde, llegamos a una segunda parada, en la pintoresca Damme. Allí nos detenemos a tomar un café y una ración de patrimonio. Esta acogedora ciudad atesora casi mil años de historia. Después de nuestra ración de consuelo, subimos los 206 escalones de la orgullosa Iglesia de Nuestra Señora de la Asunción. Nos recompensan unas vistas impresionantes. Vemos los contornos en forma de estrella de Damme, las reservas naturales de los alrededores, la recta Damse Vaart y el perfil de la histórica Brujas. Así que ya tenemos una idea de nuestra próxima parada.

Ya volvemos a estar sentados en nuestro sillín, en dirección a Brujas. La ruta se muestra sola, solo tenemos que seguir el agua. Veinte minutos más tarde, entramos en bicicleta por las puertas históricas de Brujas. Pedaleamos hasta el famoso centro de la ciudad, reconocido integralmente por la UNESCO como Patrimonio de la Humanidad. Ponemos el candado en la bici y paseamos un rato. El camino está repleto de sinuosas calles empedradas, pasa por pintorescos canales, por el Belfort y por la fotogénica Rozenhoedkaai. Aunque, por supuesto, eso solo es el principio. Brujas no se puede resumir en un paseo. Ya estamos haciendo planes para pasar un fin de semana en Brujas y explorar toda esa belleza. Al final de nuestro paseo, encontramos una bonita terraza. Pedimos una copa espumosa de Brugse Zot (especialidad local) y un delicioso plato de estofado a la flamenca. ¡Un festín!

Ahora que ya hemos recuperado fuerzas, es hora de emprender el camino de regreso de esta Ruta ciclista de Flanders’ Finest. Por las estrechas calles de Brujas, caminamos de vuelta a nuestras bicicletas. Y vamos de la misma manera que vinimos: a lo largo del agua. Esta ruta nos lleva hacia los pólderes de Brujas, un escenario ideal para un relajante paseo en bicicleta. En estas carreteras seguras y llanas apenas hay tráfico y estamos constantemente rodeados de vegetación. Así que nos dirigimos de nuevo a Damme. Allí nos detenemos en una cabaña de observación de aves para avistar más amigos con plumas. Poco después, nos topamos con otro punto de realidad virtual. Este nos devuelve por un momento a un puerto perdido del Zwin, que se perdió hace mucho tiempo.

Lo que sigue solo se puede describir como felicidad verde. Mientras silbamos, seguimos pedaleando por la naturaleza. Durante ese viaje, incluso hacemos una pequeña desviación hasta el extranjero. La región de Zwin es literalmente una zona transfronteriza. También se extiende por una parte de los Países Bajos. Después de una breve visita a nuestros vecinos del norte, zarpamos hacia el punto de partida de este viaje. Un camino de grava a lo largo de magníficas vistas nos lleva de vuelta al Parque Natural Het Zwin.

El viaje ha terminado. Devolvemos nuestros fieles corceles de acero a la empresa de alquiler. Después, buscamos un lugar para relajarnos. Charlamos un rato mientras degustamos una deliciosa copa de cerveza belga. En el paseo marítimo de Knokke tienes buenas terrazas entre las que elegir.