¿La mejor manera de descubrir Limburgo? Fácil: ver todo lo que puedas. Por tanto, no nos limitamos a un solo punto de partida para este recorrido de tres días. Contemplaremos este maravilloso lugar saliendo de tres puntos distintos. Comenzaremos en la ciudad de Genk, conocida por su pasado minero. A continuación, exploraremos la capital de la provincia, Hasselt. El último día, nos sumergiremos en la comarca frutícola de Haspengouw, partiendo de la histórica ciudad de Sint-Truiden.
Día 1
De expedición por antiguos túneles mineros
El pistoletazo de salida de nuestro recorrido de tres días resuena en Genk, en C-Mine. Este sitio resume a la perfección el pasado y presente de esta comarca. Es un vibrante centro de arte, cultura y patrimonio situado en el antiguo emplazamiento carbonífero de Winterslag. Hasta hace 40 años, era una de las muchas minas activas de la comarca. Aquí, los vestigios de ese pasado todavía son palpables. Los dos imponentes castilletes siguen dominando el terreno.
Estos monumentos industriales despiertan nuestra curiosidad. La Expedición C-Mine interactiva nos sumerge en el pasado minero. Durante este recorrido intrigante por los antiguos túneles, escuchamos historias reales ilustradas con animaciones, hologramas, escenarios extraordinarios y efectos especiales. Al final de la expedición, literalmente nos espera otro punto culminante. Subimos a un castillete de más de 60 metros de altura. En la cima, somos recompensados con una hermosa vista panorámica sobre el verdor de Limburgo.
En bici por el Parque Nacional Hoge Kempen
Estamos ansiosos por explorar aquel vasto paisaje. Lo haremos sobre dos ruedas con Ciclismo por el agua y los brezales. Este paseo en bici nos llevará por la vegetación, por el arte y patrimonio, a través del agua (¡sí, has leído bien!), por los brezales y un enorme parque nacional. Fietsparadijs Limburg tuvo la amabilidad de dejar preparadas en C-Mine las bicicletas eléctricas que alquilamos. Así que, nuestra aventura ciclista comienza aquí y ahora.
Al cabo de dos minutos, ya nos encontramos en una carretera tranquila flanqueada por enormes árboles. Es nuestra primera introducción al Parque Nacional Hoge Kempen. Una parte de nuestra ruta nos lleva por este hermoso espacio natural. De vastos pinares a brezales de flores púrpuras, de altas cumbres de dunas movedizas a grandes estanques esparcidos por el paisaje de arenales. Este Parque Nacional ofrece la friolera de 12.000 hectáreas de naturaleza virgen.
Atravesando los brezales
En bici, nos adentramos en este paraíso natural por Kattevennen. Es uno de los nueve puntos de acceso al Parque Nacional. A partir de ahí, exploramos una serie de atracciones especiales. Primero vemos el planetario Cosmodrome, y justo después, pasamos por el parque bici. Allí, los kamikazes con sus bicis BMX y todoterreno muestran sus habilidades. Un poco más adelante, nos detenemos un momento en la Bliksemtrap o escalera rayo, que nos ofrece una magnífica panorámica de los alrededores.
Acto seguido, continuamos nuestro viaje hacia un nuevo hito: Pedalear por los brezales. Primero, un imponente puente ciclista de madera nos lleva a esferas divinas mientras pedaleamos a decenas de metros del suelo. Una experiencia extraordinaria, desde luego. Inmediatamente después, nos sumergimos en la naturaleza: pedaleando cruzamos los brezales de la Mechelse Heide, durante kilómetros y kilómetros.
LABIOMISTA, un universo artístico
La ruta a través de la Mechelse Heide nos lleva a Thorpark, uno de los otros puntos de acceso al Parque Nacional. Allí pedaleamos bajo un antiguo castillete, otro recuerdo del legado minero de Limburgo. De aquel pasado pasamos rápidamente al presente. Nos espera una buena dosis de arte contemporáneo. Aparcamos nuestras bicis en el singular LABIOMISTA.
Así se llama el fascinante universo del artista Koen Vanmechelen. Construye su universo en los nudos que entrelazan el arte, la identidad, la fertilidad y la diversidad biocultural. Este lugar es a la vez jardín de esculturas, zoológico y arte paisajístico. Paseamos por su parque de 24 hectáreas rodeados de una estimulante exposición al aire libre. Vemos un hermoso pero alienante mono con cabeza de búho. Contemplamos un árbol estéril pintado de oro. Admiramos a los animales: filas de gallinas disecadas, así como algunas alpacas, emús y dromedarios vivos. La escultura de bronce a tamaño natural de un buitre sobre una enorme mano humana es uno de los elementos más destacados.
En bici a través del agua
Nuestra fascinante visita aún resuena mientras continuamos nuestro camino en bici. Pronto no espera otra nueva aventura: Pedalear por el agua. Un carril bici nos lleva directamente a través de un enorme estanque. El camino parece seguir descendiendo, hasta que el agua llega a la altura de nuestros ojos. Parece que estamos hendiendo el agua, y todo ello sin mojarnos.
Tras esta experiencia especial, nos dirigimos a la última parada de hoy: Bokrijk. Este museo al aire libre relata la vida cotidiana de antaño. Al acabar este pequeño retroceso en el tiempo, volvemos al punto de partida: C-Mine. Allí, entregamos nuestras fieles bicis alquiladas.
Tras un breve descanso –acompañado de una cerveza belga– volvemos a dar un paseo por el emplazamiento. Recorremos un laberinto escultórico y llegamos al estudio de Studio Pieter Stockmans. Allí, llegamos a conocer a este artista de la porcelana tan artesanal como experimental. Así termina nuestro primer día bien repleto en Limburgo. Nos dirigimos al corazón de Genk. Mientras cae la tarde, ya estamos pensando en mañana: ¡un nuevo día lleno de aventuras!
(Nota para los ciclistas ávidos: Limburgo tiene mucho que ofrecer, mucho más de lo que muestra esta ruta. Pedalear entre las escombreras mineras, por ejemplo, pone de manifiesto el pasado minero. Y Visit Limburg, estaremos encantados de sugerirte otras rutas para disfrutar en bici.)
Día 2
Un nuevo día, un nuevo punto de partida. Hoy, continuamos nuestra aventura por Limburgo en Hasselt. La capital de la provincia se caracteriza por su rica historia. Basta con recorrer la ciudad para palparla. No hace falta que tracemos la ruta nosotros mismos. Sólo tenemos que fijarnos en el suelo. Las baldosas del pavimento con su gran avellana, el emblema oficioso de esta ciudad, nos indican el camino.
De paseo por el centro histórico
Nuestro paseo comienza en la plaza Grote Markt, que vio la luz hacia el año 1300. Hoy en día, este lugar destaca por su típica mezcla de arquitectura histórica y contemporánea. Un poco más adelante nos topamos con la majestuosa Basílica de Virga Jesse. En su interior se encuentra la estatua de Virga Jesse, que data del siglo XIV y desempeña un papel importante en el folclore de Hasselt.
Cada siete años, los lugareños pasean esta estatua por las calles de la ciudad. Además de este icono cultural, aquí también podrás admirar extraordinarios tapices, un altar mayor barroco y las tumbas de dos abadesas de la Abadía de Herkenrode. A esta última, la conoceremos mejor más adelante.
Pasando los austeros ladrillos de la Iglesia de los Frailes Menores, el recorrido nos lleva al Oud Gasthuis. Las fachadas, magníficamente restauradas, recuerdan al hospital que había aquí. Inmediatamente después, entramos en el antiguo beaterio. Antaño, aquí vivía una pequeña comunidad de mujeres solteras y creyentes: las beguinas. Hoy, este lugar sigue siendo un oasis verde, lleno de edificios históricos. Aunque aquí también actúan fuerzas contemporáneas: un imponente y ultramoderno edificio alberga el centro del arte Z33.
De momento lo dejamos de lado. Volveremos más adelante. Seguimos nuestro camino. Tras pasar por el Museo de la Moda y el Museo de la Ginebra dos joyas de la corona de Hasselt, llegamos al punto final de nuestro paseo: la Catedral de San Quintín. Este edificio del siglo XI y la plaza que la rodea forman el corazón histórico de la ciudad. Hoy, sigue siendo un agradable lugar de descanso en pleno centro de Hasselt.
Descubre el arte contemporáneo en un barrio centenario
Después de un breve descanso, volvemos un poco sobre nuestros pasos, a aquel edificio moderno en el beaterio. Desde 2020, es la sede de Z33, un espectacular centro del arte. Tras su insólito exterior de ladrillos en forma de rombo, aquí descubrirás exposiciones, investigaciones y otros proyectos sobre arte, diseño y arquitectura contemporáneos. Perderse en su universo sorprendente y estimulante es toda una experiencia. Tras esta escapada artística, es hora de un breve descanso. Entramos en uno de los muchos restaurantes acogedores que nos depara el corazón de la ciudad y recuperamos fuerzas para lo que haremos después.
Paseo por el Lejano Oriente en el Jardín Japonés
Tras una merecida pausa, poco a poco vamos dejando atrás el centro de Hasselt. A través del bullicioso Parque Kapermolen, llegamos al Jardín Japonés. Este oasis de paz es el mayor jardín japonés auténtico de Europa. Fue construido en honor de los lazos de amistad entre Hasselt y la ciudad japonesa de Itami, al norte de Osaka.
En este lugar, parece que estás en el Lejano Oriente. Nos adentramos en el parque por su puerta de entrada tradicional («Torii»), la que da acceso a los altares insólitos y una casa de ceremonias hecha con materiales naturales. Los numerosos cerezos japoneses con sus impresionantes flores, los estanques, los puentes en zigzag, la cascada y las rocallas completan el cuadro.
Respira historia en la Abadía de Herkenrode
Tras esta introducción a otro mundo, volvemos al centro de la ciudad. Seguimos caminando hacia la estación de tren de Hasselt. Allí tomamos el autobús a una joya del patrimonio completamente diferente: la Abadía de Herkenrode. Este lugar tan especial respira historia. La abadía se fundó ya en el siglo XIII. En su día fue la abadía de mujeres más rica de los antiguos Países Bajos. Durante siglos, fue un refugio seguro para mujeres emprendedoras y religiosas.
Las monjas cistercienses la fueron ampliando como verdaderas empresarias. De este modo, la abadía se convirtió en un centro de peregrinación y mastodonte económico, gracias a las tierras circundantes. El Centro de Experiencias hace plena justicia a la vertiginosa historia de aquellas mujeres extraordinarias. En él, aprendemos sobre la opulencia, el esplendor, pero también sobre tiempos difíciles de guerra, enfermedad y violencia.
Relájate en De Wijers, país de los 1.001 estanques
Tras esta montaña rusa histórica, es hora de una dosis de relajación en medio de la vegetación: nos adentramos en plena naturaleza. De hecho, la Abadía de Herkenrode sirve de puerta de entrada a De Wijers. Esta reserva natural también se conoce como el país de los 1.001 estanques. Antaño, era un lugar esencial para la piscicultura. Hoy es un encantador escenario para un paseo aventurero entre lo azul y verde. Este vasto paisaje es un mosaico de numerosos estanques, charcas y valles de riachuelos. Aquí, tanto la fauna y la flora como los excursionistas se dan cita.
Tras un más que agradable paseo en el país de los 1.001 estanques, es hora de ir concluyendo el día. Ya hemos recorrido unos cuantos kilómetros. Volvemos a nuestro punto de partida, el acogedor centro de Hasselt. Cansados pero satisfechos, nos sumergimos en la noche.
Día 3
Los dos días anteriores, hemos explorado Genk y Hasselt, nos hemos sumergido en la excitante cultura y el centenario patrimonio, y hemos experimentado la sobrecogedora naturaleza del Parque Nacional Hoge Kempen y De Wijers. Pero Limburgo aún ofrece más.
En nuestro recorrido de tres días no puede faltar un día en Haspengouw. Es la región frutícola y vinícola por excelencia, gracias a sus paisajes ondulados y su suelo fértil. Al mismo tiempo, esta comarca derrocha historia. Desde vestigios romanos hasta imponentes castillos y granjas cuadradas, entre los huertos frutales, viñedos, campos, prados, pueblos con iglesias y ciudades históricas.
Sint-Truiden, patrimonio mundial de la UNESCO
Nuestro viaje de exploración comienza en Sint-Truiden. Esta encantadora ciudad situada en el corazón de la comarca atesora cientos de años de historia. Estamos ansiosos por conocerla. Primero nos dirigimos a la plaza Grote Markt, con su destacado ayuntamiento de color rojo que llama inmediatamente la atención. Este edificio se construyó a principios del siglo XVIII en torno a la nave medieval y al imponente campanario. Su torre alberga un carillón restaurado con cincuenta campanas. Esta joya ha sido reconocida por la UNESCO como Patrimonio de la Humanidad.
El tercer edificio destacado de esta plaza es la Iglesia de Nuestra Señora, de estilo gótico y con tesoro. Entramos y quedamos sorprendidos de inmediato. Vemos murales, hermosos muebles y dos órganos históricos. Y el tesoro aún está por llegar. En él, se exponen una gran cantidad de vajillas eclesiásticas, relicarios, casullas, tejidos y curiosidades de la Edad Media.
Subiendo los 196 escalones de la torre milenaria de la abadía
Seguimos nuestro recorrido histórico durante un tiempo. Caminamos hacia a la Abadía de Sint-Truiden, la semilla de la que surgió esta ciudad. Hacia el año 650, el noble Trudo fundó aquí una pequeña comunidad abacial, la que acabaría convirtiéndose en la ciudad que conocemos hoy. Nos armamos de valor y subimos a la torre milenaria de la abadía. Tras subir 196 escalones, con cinco plataformas de descanso y experiencia hasta la cima, disfrutamos de las impresionantes vistas panorámicas sobre los alrededores. Desde luego, merece la pena.
En bici por la región frutícola
En unos instantes, exploraremos aquellas vistas. Esta comarca frutícola, con su paisaje ondulado, sus huertos frutales y sus viñedos, es todo un paraíso ciclista. Así que, volveremos a alquilar una bicicleta eléctrica, la que recogeremos en la estación de Sint-Truiden. Desde allí, iniciaremos nuestro recorrido por Paisajes afrutados con un toque especial.
Decididos, salimos de Sint-Truiden. Antes de que nos demos cuenta, ya estamos cruzando el imponente paisaje con sus tropecientos árboles frutales. Serpenteamos entre la vegetación y nos dirigimos a uno de los primeros hitos: la Fábrica de Siropes. Este centro de experiencias ofrece un repaso completo de la historia frutícola de la comarca de Haspengouw.
«Reading Between the Lines»
Tras esta instructiva parada, seguimos pedaleando tranquilamente. Pasando por el centro de la pequeña localidad de Borgloon, nos dirigimos al primer punto artístico destacado: Reading Between the Lines. Esta «iglesia transparente» está compuesta por 100 placas de acero apiladas. En conjunto, forman una iglesia muy especial, encaramada en lo alto de una colina en campo abierto. Gracias a esa construcción especial, se ve el paisaje completo en todo momento. Tanto de lejos como de cerca. Esto hace que la iglesia esté siempre presente y, a la vez, ausente.
Seguimos tranquilamente nuestro camino, mientras aún nos estamos recuperando de esta conmovedora vista. Una carretera serpenteante entre campos y centros de pueblos nos lleva hasta otra sabrosa parada. Kitsberg es una de las muchas fincas vinícolas de esta comarca. Un lugar ideal para degustar las bazas de Haspengouw.
Una capilla flotante sobre Haspengouw
Inmediatamente después, el camino conduce (de nuevo) a una pequeña y artística iglesia. Y no, no nos estamos repitiendo. Helsheaven es una capilla flotante construida con los troncos de decenas de cerezos. Flota por encima de Haspengouw, por así decirlo. La combinación de esta escultura y del paisaje nos da alas.
Esas alas nos llevan más lejos, de vuelta a Sint-Truiden. Mientras serpenteamos por la hermosa campiña, llegamos al final de nuestra jornada y, a la vez, de nuestros tres días en esta acogedora y hospitalaria provincia. Devolvemos nuestras bicicletas de alquiler en la estación de tren y volvemos a adentrarnos en la ciudad. Nos sentamos en una bonita terraza, pedimos una deliciosa cerveza belga y brindamos por última vez, por Limburgo.
Nuestros tres días por Limburgo nos llevaron a un montón de lugares hermosos en plena naturaleza. Exploramos partes del Parque Nacional Hoge Kempen, De Wijers y los ondulados paisajes de Haspengouw. Pero el esplendor natural de Limburgo no acaba aquí. ¿Todavía no has saciado tu hambre? Los hermosos espacios naturales, como el Parque Nacional Bosland, el Parque Fluvial del Valle del Mosa y las zonas inexploradas del Parque Nacional Hoge Kempen te darán la bienvenida con los brazos abiertos.