6 curiosidades sobre el Jardín de Invierno de las Ursulinas, la joya del art nouveau cerca de Malinas

Llueva o haga sol, en el Jardín de Invierno de las Ursulinas siempre hay un cálido resplandor. Basta con mirar hacia arriba para ver la gloriosa cúpula de vidrieras. Aquí, hasta el más mínimo rayo de sol despierta un impresionante juego de luces y colores. En esos exuberantes ventanales se reconoce la fauna y la flora. El propio jardín está rodeado de helechos, plantas y flores. Curiosamente, en el Jardín de Invierno parece como si nunca fuera invierno.

El Jardín de Invierno formaba parte del Instituto de las Ursulinas, fundado en 1841. Era un faro para la educación de las niñas. Gracias a su ubicación verde, así como a sus cuidados edificios y a su sólida oferta educativa, se convirtió en una escuela de prestigio internacional. Hacia 1900, casi una cuarta parte de las alumnas procedía del extranjero. Se trataba de chicas de Italia, Rumanía, España y Turquía, e incluso de Australia, Brasil y Panamá. Allí, las Hermanas Ursulinas ponían en práctica las ideas de l'art à l'école (el arte en la escuela). Se aseguraron de que todo el entorno fuera estimulante para las estudiantes. El objetivo: las que miran y leen, aprenden.

El jardín de invierno es un lugar especial. Por eso, este lugar está protegido como monumento desde 1987, por su valor histórico, artístico y arquitectónico. Eso ocurrió en un momento clave. Por aquel entonces, las voces críticas también se hicieron oír. Estas voces querían que este complejo de edificios se demoliera. Gracias a la protección oficial del edificio, sus galerías laterales con murales y su mobiliario, ya no pudieron hacerlo. Desde 1994, la organización sin ánimo de lucro vzw Wintertuin cuida de esta valiosa pieza de patrimonio.